Emprendimiento

Ana María, emprendedora

A los 15 años, comencé a trabajar con mi hermana María Victoria vendiendo publicidad en su revista deportiva “Esquí Acuático y otros Deportes”. Recuerdo que me recibían por ser parte de la “Dinastía Carrasco” y en las entrevistas podía sentir la curiosidad que tenían los clientes por saber sobre el futuro de mi carrera deportiva. Al principio, sentía un poco de pena por vender los avisos, pero muy pronto entendí que no solo me ayudaban a tener recursos para mis viajes, sino que los anunciantes se posicionaban en el nicho de deportes acuáticos, no había en el mercado una mejor revista.

A los 16 años, fui la imagen de Dorita Vera, una diseñadora de trajes de baño en Venezuela.
Por primera vez, se veía una esquiadora compitiendo en bikini, lo que se convirtió en mi código de vestimenta deportivo. Significaba una gran diferencia a los trajes de baño que usaban las otras esquiadoras. Yo me sentía cómoda y orgullosa usando mis bikinis, que llevaban el tricolor nacional. Además, fui patrocinada por marcas de esquí, de lanchas y uno de los principales bancos de Venezuela.

Monté una exitosa fábrica de trajes de baño

A los 18 años, decidí montar mi propia marca de trajes de baño. Con la experiencia que obtuve en el diseño y funcionalidad que debían tener los trajes de baño para poder usarse en cualquier situación, contraté a una diseñadora y empezamos juntas esta aventura.

Llegué a tener 2 administrativos, 4 vendedores y hasta 40 costureras. En mis viajes, siempre buscaba proveedores de telas e insumos y tenía acceso a las últimas tendencias de Norte América y Europa.  

Ya siendo dos veces campeona mundial, con 20 años, solicité la distribución de la marca “Oakley” para Venezuela. La filosofía de Oakley era: “Podemos convertir a un deportista de alto rendimiento en un gran empresario; sin embargo, un gran empresario jamás se podrá convertir en un atleta de alto rendimiento”. Cuánta razón tenía. Yo lo viví en carne propia.

Estuve 33 años dedicada 100% a desarrollar esta maravillosa marca en Venezuela, Centro América y el Caribe. Logramos ser Distribuidor Global del Año en 5 ocasiones y 7 veces Distribuidor por Categoría. Este éxito nos llevó a ser el único distribuidor en el mundo que pudo llevarse el trofeo “La Mina” a casa, un gran premio que guardo como un tesoro en mi oficina de Caracas. Nos posicionamos como la marca de lentes más grande en Venezuela, incluso por encima de Ray-Ban.

Con mi experiencia en el mundo de la distribución, vi la oportunidad de crecimiento en las tiendas directas al consumidor para alcanzar la cadena de distribución completa; así creamos el concepto “Osix”, por ser el seis mi número de suerte. Llegué a tener 22 tiendas a nivel regional: Venezuela, Panamá, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador y Honduras.

Unos años después, aproveché la oportunidad de expandir el portafolio y gracias al currículum que me dio “Oakley” pude firmar un contrato con GoPro y Skullcandy.

En el 2009, me mudé a Hallandale, Florida, para que mis hijos tuvieran la oportunidad de estudiar en Estados Unidos y poder vivir sin la inseguridad que azota Venezuela. Con esta mudanza, la operación logística desde Miami empezó a tener más importancia en el negocio regional.

En el 2015, en compañía de una gran profesional, nace “Wizz”, y nuevamente incursioné en la industria textil. Ella escogió los mejores diseñadores, logró formar un equipo y creó el concepto “La Ratonera”, que rápidamente creció y se posicionó en Venezuela y Centro América.

Pensando en devolver al mar la vida que me dio, surgió en mi la necesidad de trabajar en un proyecto que cuidara los mares y a la vez ayudaran a la hidratación de los atletas, deportistas y público en general. Reusar envases hechos de materiales duraderos, libres de tóxicos ha sido mi guía para desarrollar un novedoso producto desde cero. Comencé entonces a investigar y a estudiar diferentes materiales que cumplieran con el objetivo de pureza y durabilidad.

En 2017 me asocié con dos diseñadores industriales, un americano y otro de mi país, para darle forma a mi idea y con la participación de mi socia arrancamos un proyecto cuya misión es cuidar el medio ambiente para que las nuevas generaciones puedan disfrutar del mar con el mismo encanto con el que yo lo hice en mi infancia.